La ventilación consiste en introducir intencionalmente aire limpio en un espacio al tiempo que se elimina el aire viciado. El objetivo es mantener la calidad del aire en ese espacio.
¿Qué está haciendo la OMS en materia de ventilación en el contexto de la COVID-19?
La OMS ha contribuido a la elaboración de orientaciones sobre los sistemas de ventilación y aire acondicionado en el contexto de la COVID-19, que pueden consultarse aquí.
Además, la OMS colabora estrechamente con la Organización Meteorológica Mundial mediante la Oficina Conjunta para el Clima y la Salud, así como con el Organismo Nacional para el Estudio de los Océanos y la Atmósfera (NOAA), de los Estados Unidos, a través de la Global Heat Health Information Network para elaborar y actualizar dichas orientaciones.
La ventilación es un factor importante para evitar que el virus que causa la COVID-19 se propague en espacios interiores. A continuación se presentan algunas medidas que pueden mejorar la ventilación interior. Deben estudiarse en consulta con un profesional de sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado.
- Estudie utilizar la ventilación natural, abriendo las ventanas si es posible y seguro hacerlo.
- En los sistemas mecánicos, aumente el porcentaje de aire exterior mediante el modo de ahorro de energía, que permite configurar los sistemas para que utilicen hasta el 100% de aire exterior. Antes de aumentar el porcentaje de aire exterior, compruebe la compatibilidad con la capacidad del sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado, en lo que respecta tanto al control de la temperatura y la humedad como a la compatibilidad de la calidad del aire exterior e interior.
- De ser posible, aumente el flujo de aire total en los espacios ocupados.
- Desactive los mecanismos de control de la demanda de ventilación que reducen el suministro de aire en función de la temperatura o la ocupación.
- Mejore la filtración central del aire:
- Aumente la filtración de aire al máximo posible sin que disminuya significativamente el flujo de aire previsto.
- Inspeccione la carcasa y los soportes del filtro para asegurarse de que se ajustan correctamente y trate de minimizar la desviación del filtro.
- Plantéese poner en marcha el sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado con el máximo flujo posible de aire exterior desde 2 horas antes de que se ocupe el espacio y hasta 2 horas después, según las recomendaciones del fabricante.
- Genere flujos de aire desde la zona de aire limpio a la zona de aire sucio. Para ello, estudie reubicar los difusores o reguladores de admisión y extracción del aire y ajustar las tasas de flujo de admisión y extracción en la zona para establecer diferenciales de presión cuantificables. Haga que el personal trabaje en zonas de ventilación «limpias», fuera de las zonas de mayor riesgo, como la recepción o las instalaciones para hacer ejercicio (si están abiertas).
- Asegúrese de que los extractores en las zonas de descanso funcionen debidamente y a plena capacidad cuando haya gente en el edificio.
En todos los lugares de trabajo, escuelas y alojamientos turísticos, debe haber aire puro y limpio. La OMS recomienda que se aumente la tasa de ventilación por medios naturales o mecánicos, preferiblemente sin reciclar el aire. En caso de que no pueda renovarse el aire, es preciso limpiar los filtros con frecuencia, sobre todo en los puestos donde hay un riesgo medio o alto de exposición a la COVID-19 para los trabajadores, como ocurre con los que atienden a los clientes en el comercio minorista o en los alojamientos turísticos y con los trabajadores domésticos.
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